HISTORIA DE LA BACHATA
PAULO GOMEZ CASTRO
El origen de este ritmo popular, que en la actualidad tiene gran incidencia en el gusto musical de los dominicanos, se ubica a comienzo de los años 20 del siglo XX.
El término bachata era otorgado a un tipo de reunión social, emparentada con la jarana de la época, definido por la presencia de varios géneros de música y baile populares.
Etimológicamente, la palabra bachata es sinónimo de fiesta, distracción, juerga, holgorio, parranda, según Fernando Ortiz.
La bachata constituía una forma de recreación popular: una fiesta que se realizaba en cualquier patio, bajo la sombra de un árbol callejero, o en una esquina cualquiera, y cuyo antecedente podría establecerse que fue el fandango, del cual refiere Veloz Maggiolo que: «Casi todos los cronistas que tocan este tema lo refieren a una festividad abierta y no a una música».
Las dos menciones más antiguas, acerca de la bachata, encontradas en documentos datan de 1922 y 1927. La primera la contiene un informe que se refiere al hombre común del poblado de Sabaneta, en la Línea Noroeste, donde se habla de vicios y apetitos mal contenidos.
La segunda mención en la que aparecía este ritmo, definía la bachata como animados jolgorios en los que «el trovador popular se hacía rey y comentarista de todo suceso empleando para ello el repentizado bolero.
De ambas menciones se pueden extraer algunas características de la bachata antigua: conjugaba música, canto y baile; el bolero era inicialmente el género predominante, pero se trataba de un bolero rítmico, antillano, puesto que era bailable, lo cual a su vez significa que participaban hombres y mujeres; y era frecuente el consumo de ron.
Según los investigadores, este género era un complejo socio-musical del cual fundiendo ritmos, melodías e instrumentos y adaptándolos al ambiente nativo, nació posteriormente un modo musical e interpretativo de aspecto autóctono, que dio al traste con el género musical de la bachata.
Es preciso señalar que en aquellos años se diferenciaban los términos fiesta, baile y bachata, como puntualizaba Ramón Emilio Jiménez, ya en 1955.
Se entendía, comúnmente, que las tres eran celebraciones diferentes: se consideraba baile las que tenían lugar en salones de lujo, donde primaban las danzas selectas de la época, cuya realización se hacía con orquesta; a su vez, las fiestas eran las celebraciones con güira, tambora y acordeón, o sea, donde la música predominante era el merengue, el zapateo y otros ritmos folklóricos similares.
Las bachatas eran específicamente las celebraciones que se hacían con guitarras, bongó, palitos o cucharas, y otros instrumentos afines, y donde se bailaba predominantemente boleros y guarachas, pero también se entonaba son, ranchera y merengue con guitarra.
Pacini Hernández define la bachata como una música popular dominicana autóctona, que emerge en 1961, teniendo como base las músicas latinoamericanas tocadas con guitarra, como bolero, ranchera y son.
Indica, además, que el típico conjunto de bachatas se compone de dos guitarras, maracas -sustituidas recientemente por la güira- y el bongó -sustituido ocasionalmente por la tumbadora-.
En tal celebración los instrumentos eran ejecutados por músicos generalmente improvisados y aislados en su medio, lo cual le imprimía a los ritmos que servían al baile las motivaciones propias de aquél universo marginal.
En una sociedad predominantemente rural como la de entonces, podía ser la enramada rústica o la sombra de un árbol, y en la ciudad, el parque o el patio de una vivienda. De esa manera, la bachata se extendió lentamente.
Por su origen social y temático, desde un principio aparecieron sectores aficionados a la bachata, casos de las trabajadoras domésticas, guardias, campesinos y peones, entre otros. Puede señalarse que en estos grupos sociales, la música es síntesis de cientos de años de vivencias en la marginalidad.
En relación con ellos fue que surgieron distintas denominaciones para la bachata, con sentido peyorativo, tales como «música de guardia», «canciones de amargue», o «discos de vellonera». A todas estas manifestaciones se les consideraba «bajas» por su origen social plebes, inmorales, indecentes, impuras, pecaminosas.
A partir de los años treinta, el tipo de celebración que era la bachata se extiende hasta los bares, casas de cita, y lugares similares.
En Santiago de los Caballeros era famoso el llamado Callejón de la Alegría, donde por primera vez se usó el saxofón en el Caribe a comienzos del siglo XX en el conjunto denominado Perico Ripiao – que ejecuta el merengue típico dominicano-, y por donde, también, ingresó a la República Dominicana el son cubano alrededor de 1930.
El artista dominicano, Juan Luis Guerra reconoce en la bachata «un bolero antillano», otros observan también la influencia de la guaracha y del son, en los años ochenta se puso en evidencia la existencia de dos vertientes rítmicas de la bachata, una pausada y otra acelerada.
Existe la hipótesis de que los primeros bachateros crearon una forma propia y acelerada de bolero, con letras similares a la de este y una manera gangosa de cantar, con una voz de resonancias nasales, y con giros de desgarramiento, dolor y amargura, de ahí el sobrenombre de «música de amargue» que se le endilgó durante mucho tiempo.
A estas formas de canto y música se le agregó un cambio en coreografía del baile, incluyendo un elevamiento de los pies al concluir cada ciclo de los movimientos del baile, con lo cual quedó conformado el género como un ente musical y danzario autónomo, en los años sesenta del siglo XX.
A la caída de Trujillo, la afición por la guaracha era tal que pronto esa influencia encontró una expresión masiva en la radio, en aquél entonces, Radio Guarachita se convirtió en la emisora especializada en esa música, cuyo nombre salió de la inclinación popular hacia ese ritmo.
El nombre de Guaracha y el de Música de Amargue, durante mucho tiempo se disputaron la denominación del nuevo género, aunque en los tiempos recientes el nombre de bachata se ha hecho indisputable.
El paso final hacia la constitución de la bachata como especie musical autónoma resulta difícil establecerlo con precisión debido a que su evolución fue espontánea y anónima, al ser revisados los planteamientos de los conocedores de este tema.
De manera tentativa se expone que el paso definitivo de la bachata se produjo en el ámbito urbano, contrario a la idea de que su origen es rural.
Dicho en otras palabras, aunque el término bachata designaba en sus orígenes una actividad de preeminencia rural, el género musical bachata, que resultó de la evolución de aquélla, es de origen urbano, producto de un movimiento de traslación que convirtió a las ciudades en el epicentro de actividad. Los datos indican que ese paso se produjo entre 1950 y 1965.
En los años treinta, en Santiago de los Caballeros, de donde fue mencionado El Callejón de la Alegría, se conocieron como músicos «bachateros» a Ramón Wagner («Mon La Bruja»), y al «Conjunto de la Mulatería», donde tocaban Jim Sánchez y Morito Sánchez, entre otros.
En esos años alcanzaron popularidad en el país lo grupos cubanos como Los Compadres, el Sexteto Habanero y el Trío Matamoros, el cual se encontraba en Santo Domingo en agosto de 1930, y en donde pasaron el ciclón San Zenón, el cual dio origen al tema El Ciclón.
Las transformaciones parece que ocurrieron a partir de entonces, y antes de la guerra patriótica de 1965, como síntesis de varias confluencias.
En 1989 el músico Dominicano Juan Luis Guerra produjo el álbum Bachata Rosa, alcanzando récords de ventas en el país y en el ámbito internacional. Este álbum contribuyó a explotar el ritmo a nivel mundial. La bachata ahora goza de popularidad en plazas como Alemania, España, Holanda, México, Estados Unidos, y muchos más países.
José Manuel Calderón es considerado por muchos como el fundador o papa de los bachateros de una época, porque fue el primero y también el más popular en su tiempo.
La música de Calderón fue popular no solo por sus letras si no también por su voz y por el sentimiento que transmitía en sus canciones. Calderón acumuló muchos éxitos en su carrera tales como «serpiente humana», «luna», «sálvame» y otros más.
En su época también se destaco Rafael Encarnación que con su voz aguda y diferente cautivo a los amantes de este ritmo, pero su carrera fue acortada por su fallecimiento en un accidente de transito, durando más o menos dos años en el medio artístico.
Otro gran exponente que debe ser mencionado es Luis Segura, mejor conocido como «el añoñaito» por su estilo propio al cantar, quien empezó su carrera poco después del fallecimiento de Encarnación en el 1964. Segura es el bachatero que más años ha durado vigente en el medio artístico. Luis Segura, se podría considerar como el bachatero representativo de una época, porque con su éxito «pena por ti» a principio de los años 80 abrió otra página en la historia de este ritmo.
Esa canción aumentó la popularidad de la bachata que estaba en decadencia durante esos años, después de ese hit a la gente ya no le daba vergüenza que lo vieran escuchando bachata como en las décadas pasadas.
La nueva generación de este ritmo cuenta con intérpretes de mucha calidad interpretativa y gran calidad componiendo canciones, tal es el caso de Anthony Santos, Raulin Rodríguez, Teodoro Reyes y Joe Veras, entre otros muchos más artistas de este género.
Además hay que destacar a intérpretes como Frank Reyes, Luis Vargas, Monchy y Alexandra, Zacarías Ferreira, y Alex Bueno.
En los últimos años también ha obtenido un gran éxito a nivel nacional e internacional la agrupación bachatera radicada en Estados Unidos, Aventura.
Paulo A. Gomez Castro. BACHATERO!!!